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Amusco
La Villa de Amusco, se encuentra cercana a Palencia (19,5 km.), siendo visible mucho antes de llegar a ella por la silueta de la descomunal iglesia de San Pedro, conocida en la zona como "el pajarón de Campos".
Es ésta una localidad cargada de historia, ya que hay yacimientos de época de los vacceos y los romanos.
Será en la época medieval cuando la villa posea un papel más relevante, sobre todo a nivel económico, destacando por la industria lanar y los molinos de grano situados a lo largo del río Ucieza.
Fue el centro económico y defensivo de las nueve villas: Amusco, Amayuelas de Suso, Amayuelas de Yuso, Támara, Alba, Herrumbrada, Piña de Campos, Veronilla y San Esteban. Esta coalición hará que la villa deba ser fuertemente amurallada, contando además con numerosos subterráneos defensivos de variada construcción, unos con bóveda de cañón, otros de medio punto, otros con techos de madera.
La localidad de Amusco cuenta entre otros personajes ilustres con la figura de Gómez Manrique,
que fue arzobispo de Toledo (S. XIV). Juan Manrique, hijo de don Pedro Manrique y doña Leonor de Castilla, hombre de armas y letras cuyos restos descansan en el Monasterio de Nuestra Señora de la Consolación de Calabazanos.
Juan Valverde, quien fue médico del papa Paulo IV. Eugenio García Ruiz, Ministro de Gobernación, durante la época de la República e industrial minero en el norte de la provincia. Destacan como preclaros hijos de Amusco, el obispo Germán Vega y el General Luis Peral.
Amusco fue uno de los centros judíos más importantes de la provincia de Palencia, muestra de ello,
es la existencia de una amplia Sinagoga construida en el siglo XIV,
con don Pedro Manrique de Lara por mediación de su administrador el judío Rabí Yuce Milano.
Es una nave amplia, con paredes de piedra, que sostienen bóvedas de crucería, con seis arcos de medio punto que descansan sobre recios pilares. El hecho de hallarse semienterrada, se debe a que las leyes de Castilla prohibían que las sinagogas sobrepasaran a las iglesias en altura o que pudieran lucir más que ellas.
La numerosa población judía de Amusco, que seguramente era mayor en número que la cristiana, conseguiría por mediación del administrador del duque, el Rabí Yuce Milano, la autorización necesaria para edificar una gran sinagoga en un lugar de honor, en la Plaza, como la iglesia, pero para cumplir las leyes castellanas, a un nivel más bajo, como si fuera un sótano.
El edificio en la actualidad se conserva, no como lugar de culto, sino orientado hacia el turismo con servicio de cafetería, restaurante y alojamiento. Peor suerte ha corrido con el paso del tiempo el Hospital de los Palmeros, hoy en ruinas, conservándose su retablo en el Museo Arqueológico de Palencia.